«Me siento responsable de la calidad de vida de la población que abarca nuestra área sanitaria y actúo en consecuencia.»
Miguel Ángel Suárez
04/07/2018
En la Fundación Caja de Extremadura trabajamos para mejorar la calidad de vida de los enfermos renales mediante nuestro apoyo al estudio de investigación sobre la seguridad y efectividad de la hemodiálisis progresiva, que permitirá reducir el número y horas de las sesiones de estos pacientes y un importante ahorro al sistema sanitario.
Una investigación liderada por los nefrólogos Javier L. Deira, del complejo Hospitalario de Cáceres, y Miguel Ángel Suárez, del Hospital Virgen del Puerto de Plasencia. En este post os transmitimos nuestro diálogo con Miguel Ángel Suárez sobre sus primeras impresiones del estudio.
Miguel Ángel Suárez lleva siete años como nefrólogo en el Hospital Virgen del Puerto de Plasencia, tras licenciarse en Medicina en la Universidad de Extremadura en el año 2004 y realizar la especialidad de Nefrología en el Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres, donde trabajó dos años más ya como especialista.
¿Qué supone para tu carrera profesional liderar esta investigación?
Liderar esta investigación junto a Javier Deira, nefrólogo del Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres, me genera una gran satisfacción a nivel profesional y personal. Ejercer como especialista en un servicio sanitario requiere de un nivel de compromiso alto. Me siento responsable de la calidad de vida de la población que abarca nuestra área sanitaria, en lo que se refiere a la Nefrología y actúo en consecuencia, siempre desde la convicción de gestionar racionalmente los recursos con los que contamos. DiPPI es un estudio que se encuadra dentro de la corriente “do not do”.
Finalizar este estudio, de carácter no comercial y, por tanto, sujeto a ayudas limitadas con un alto nivel de competición, como la que nos ofrece la Fundación, supone un reto. Profesionalmente me ha aportado grandes conocimientos en el diseño del estudio, búsqueda de recursos externos al SES, difusión de nuestra experiencia y contacto con autores de primer nivel para intercambiar opiniones. Por tanto, hemos dado a conocer nuestra pequeña Unidad de Hemodiálisis, que nació en 2015 como una apuesta personal y que debe buscar su identidad, posiblemente la diálisis de baja frecuencia.
¿Por qué decidiste apostar por esta investigación? ¿Cómo surgió la idea?
Como cualquier idea, parte de horas de estudio. Desde hace varios años, en la literatura científica se comienza a cuestionar si el inicio de hemodiálisis con tres sesiones a la semana es adecuado. Los datos disponibles muestran que en un paciente con necesidad de remplazo renal para una orina máxima de 200ml/día deben realizarse tres sesiones semanales. Pero queda una pregunta sin resolver; ¿y el paciente que mantiene un volumen urinario superior a 600ml/día?
Partiendo de esta premisa, hay autores que inician la hemodiálisis de baja frecuencia con 2 sesiones/semana obteniendo buenos resultados en la literatura, pero de baja evidencia científica. En los hospitales San pedro de Alcántara y Virgen del Puerto dimos un paso más e iniciamos el tratamiento con una sesión semanal, en base a la medición estrecha de la diuresis que mantiene los pacientes. Tras obtener resultados esperanzadores, decidimos escribir un protocolo común para nuestro ámbito interno, pero que va creciendo hasta convertirse en el estudio randomizado multicéntrico tan solicitado en el ámbito de la Nefrología.
¿Es un logro haber traspasado la frontera regional con este estudio e implicar a otros hospitales españoles y de ámbito internacional?
Evidentemente sí. Contar con el apoyo de compañeros de distintas unidades, tanto en España como fuera de ella, genera seguridad y fundamenta aún más la necesidad de realizar el estudio. Sin el apoyo de otros centros la investigación no podría finalizarse. Además, implicar a otros 12 autores supone añadir más puntos de experiencia que enriquecen el estudio.
¿Qué ventajas y oportunidades tiene para Extremadura liderar este estudio?
La ciencia forma parte del motor del desarrollo de una Comunidad. Desarrollar proyectos científicos abre la puerta a la participación activa en congresos o cursos de formación y, sobre todo, al desarrollo o la participación en nuevos campos de investigación, que conlleva al prestigio del sistema sanitario y redunda en la calidad de la asistencia sanitaria. Además, en nuestro estudio está implicada la eficienciaporque ajustamos a la baja los costes del tratamiento, parte muy relacionada con la sostenibilidad del sistema sanitario.
¿Habríais podido realizar este estudio sin nuestro apoyo? ¿Cómo ayuda este respaldo de la Fundación en la investigación?
Hubiese sido muy difícil. Existen multitud de ayudas en el territorio nacional, pero hay más proyectos que ayudas. Contar con el apoyo continuado de la Fundación Caja de Extremadura y Fundesalud ha permitido que la idea plasmada en el protocolo esté actualmente en activo en 14 hospitales, tener un
seguro de responsabilidad, contratos con los centros y todo lo necesario para el desarrollo del estudio.
El apoyo de la Fundación ha permitido finalizar el protocolo, darle la legalidad necesaria y permitir su puesta en marcha. Ahora es cuestión de esperar un toque de suerte y nuevas ayudas para finalizar la fase de inclusión y la de observación para obtener los datos.
Actualmente estamos en la fase dos con la inclusión de participantes a la investigación. Hay un total de 12 pacientes de los 152 necesarios para posteriormente pasar a la fase tres de observación durante dos años.
¿Qué ventajas tiene para el paciente el tratamiento personalizado de hemodiálisis progresiva? ¿Cómo contribuye a mejorar su calidad de vida?
En los pacientes que mantienen un volumen de orina adecuado, reducir el tiempo necesario de tratamiento conlleva un incremento en su calidad de vida. Si el estudio determina que es una modalidad segura, permitirá seguir con una vida activa, reducir el número de complicaciones asociadas a la hemodiálisis, el desgaste del cuidador, los kilómetros/semana en ambulancias colectivas… En definitiva, una mayor calidad de vida en espera del posible trasplante renal y la oportunidad de no estar en un hospital tres veces a la semana durante 5 horas.
En la Fundación Caja de Extremadura trabajamos para mejorar la calidad de vida de los enfermos renales mediante nuestro apoyo al estudio de investigación sobre la seguridad y efectividad de la hemodiálisis progresiva, que permitirá reducir el número y horas de las sesiones de estos pacientes y un importante ahorro al sistema sanitario.
Una investigación liderada por los nefrólogos Javier L. Deira, del complejo Hospitalario de Cáceres, y Miguel Ángel Suárez, del Hospital Virgen del Puerto de Plasencia. En este post os transmitimos nuestro diálogo con Miguel Ángel Suárez sobre sus primeras impresiones del estudio.
Miguel Ángel Suárez lleva siete años como nefrólogo en el Hospital Virgen del Puerto de Plasencia, tras licenciarse en Medicina en la Universidad de Extremadura en el año 2004 y realizar la especialidad de Nefrología en el Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres, donde trabajó dos años más ya como especialista.
¿Qué supone para tu carrera profesional liderar esta investigación?
Liderar esta investigación junto a Javier Deira, nefrólogo del Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres, me genera una gran satisfacción a nivel profesional y personal. Ejercer como especialista en un servicio sanitario requiere de un nivel de compromiso alto. Me siento responsable de la calidad de vida de la población que abarca nuestra área sanitaria, en lo que se refiere a la Nefrología y actúo en consecuencia, siempre desde la convicción de gestionar racionalmente los recursos con los que contamos. DiPPI es un estudio que se encuadra dentro de la corriente “do not do”.
Finalizar este estudio, de carácter no comercial y, por tanto, sujeto a ayudas limitadas con un alto nivel de competición, como la que nos ofrece la Fundación, supone un reto. Profesionalmente me ha aportado grandes conocimientos en el diseño del estudio, búsqueda de recursos externos al SES, difusión de nuestra experiencia y contacto con autores de primer nivel para intercambiar opiniones. Por tanto, hemos dado a conocer nuestra pequeña Unidad de Hemodiálisis, que nació en 2015 como una apuesta personal y que debe buscar su identidad, posiblemente la diálisis de baja frecuencia.
¿Por qué decidiste apostar por esta investigación? ¿Cómo surgió la idea?
Como cualquier idea, parte de horas de estudio. Desde hace varios años, en la literatura científica se comienza a cuestionar si el inicio de hemodiálisis con tres sesiones a la semana es adecuado. Los datos disponibles muestran que en un paciente con necesidad de remplazo renal para una orina máxima de 200ml/día deben realizarse tres sesiones semanales. Pero queda una pregunta sin resolver; ¿y el paciente que mantiene un volumen urinario superior a 600ml/día?
Partiendo de esta premisa, hay autores que inician la hemodiálisis de baja frecuencia con 2 sesiones/semana obteniendo buenos resultados en la literatura, pero de baja evidencia científica. En los hospitales San pedro de Alcántara y Virgen del Puerto dimos un paso más e iniciamos el tratamiento con una sesión semanal, en base a la medición estrecha de la diuresis que mantiene los pacientes. Tras obtener resultados esperanzadores, decidimos escribir un protocolo común para nuestro ámbito interno, pero que va creciendo hasta convertirse en el estudio randomizado multicéntrico tan solicitado en el ámbito de la Nefrología.
¿Es un logro haber traspasado la frontera regional con este estudio e implicar a otros hospitales españoles y de ámbito internacional?
Evidentemente sí. Contar con el apoyo de compañeros de distintas unidades, tanto en España como fuera de ella, genera seguridad y fundamenta aún más la necesidad de realizar el estudio. Sin el apoyo de otros centros la investigación no podría finalizarse. Además, implicar a otros 12 autores supone añadir más puntos de experiencia que enriquecen el estudio.
¿Qué ventajas y oportunidades tiene para Extremadura liderar este estudio?
La ciencia forma parte del motor del desarrollo de una Comunidad. Desarrollar proyectos científicos abre la puerta a la participación activa en congresos o cursos de formación y, sobre todo, al desarrollo o la participación en nuevos campos de investigación, que conlleva al prestigio del sistema sanitario y redunda en la calidad de la asistencia sanitaria. Además, en nuestro estudio está implicada la eficienciaporque ajustamos a la baja los costes del tratamiento, parte muy relacionada con la sostenibilidad del sistema sanitario.
¿Habríais podido realizar este estudio sin nuestro apoyo? ¿Cómo ayuda este respaldo de la Fundación en la investigación?
Hubiese sido muy difícil. Existen multitud de ayudas en el territorio nacional, pero hay más proyectos que ayudas. Contar con el apoyo continuado de la Fundación Caja de Extremadura y Fundesalud ha permitido que la idea plasmada en el protocolo esté actualmente en activo en 14 hospitales, tener un
seguro de responsabilidad, contratos con los centros y todo lo necesario para el desarrollo del estudio.
El apoyo de la Fundación ha permitido finalizar el protocolo, darle la legalidad necesaria y permitir su puesta en marcha. Ahora es cuestión de esperar un toque de suerte y nuevas ayudas para finalizar la fase de inclusión y la de observación para obtener los datos.
Actualmente estamos en la fase dos con la inclusión de participantes a la investigación. Hay un total de 12 pacientes de los 152 necesarios para posteriormente pasar a la fase tres de observación durante dos años.
¿Qué ventajas tiene para el paciente el tratamiento personalizado de hemodiálisis progresiva? ¿Cómo contribuye a mejorar su calidad de vida?
En los pacientes que mantienen un volumen de orina adecuado, reducir el tiempo necesario de tratamiento conlleva un incremento en su calidad de vida. Si el estudio determina que es una modalidad segura, permitirá seguir con una vida activa, reducir el número de complicaciones asociadas a la hemodiálisis, el desgaste del cuidador, los kilómetros/semana en ambulancias colectivas… En definitiva, una mayor calidad de vida en espera del posible trasplante renal y la oportunidad de no estar en un hospital tres veces a la semana durante 5 horas.
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